Mi Odontólogo
Al llegar al consultorio muy atentamente me recibió mi Odontólogo quien luego de ver mi boca y después de uno que otro regaño me dio una inesperada noticia, Debes iniciar tratamiento de conducto y es ¡urgente!
Vaya sorpresa, como todo era ¡Urgente! se dio lugar y empezó a trabajar; primero empezó a hablarme de una manera muy gentil logrando tranquilizarme para hacer sonar la fresa, pues no me imaginaba lo que seguiría, al rato me dijo con mucha tranquilidad, Lady lo siento pero tengo que tomarte una medida…. Ay dolor —- ¿Cómo que lo siento?, no había terminado de decírmelo cuando empecé a sentir fuertes punzadas en mi muelita y el dolor era intensamente fuerte, por tratar de suavizar las cosas me preguntaba ¿te duele? y yo con lagrimas en los ojos medio respondía ¡si!, y él agregaba un ok, ya va una medida, nos quedan tres,…….. ¡Ah! ¿Cómo que nos quedan tres medidas? ¡Ay no! Y ¿cómo gritaba? y ¿cómo huía? y ¿cómo iba a pensar siquiera en pararme de la camilla con una muela perforada y unas agujas decorándola? preferí resistir.
Terminó de encontrar las dolorosas medidas y me dijo: “Tienes que volver la próxima semana”, le contesté “¿y me dolerá igual que hoy?”, me dijo: “Tienes que hacerte una radiografía y miramos, pero tienes que volver, es mejor aguantarte ahora a que el dolor sea más fuerte después o que pierdas una muela que años más tarde te hará falta, además debemos tratar otras muelitas antes de que te causen dolor”.
Por fin terminé el dichoso “Tratamiento de Conducto” e inicié control para las otras muelitas a fin de evitarme dolores futuros.
Ahora toda esta experiencia la llevé a la vida del cristiano.
El descuido que provocó que mi muela empezara a debilitarse lo podría comparar con la contaminación del mundo, con la cual aprendemos a vivir; de nosotros está evitarla limpiándonos continuamente en santidad ó dejar que todo pase hasta que el pecado en este caso la caries, nos carcoma. Hebreos 12:14 dice: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.
El dulce lo comparo con cualquier evento que pueda llegar a mi vida de forma intempestiva, si espiritualmente estoy fortalecida, seguro podré superarlo, pero si pasa todo lo contrario podré desfallecer, (Perdería la muela que más tarde me hará falta). Salmos 28: 8 dice: “Jehová es la fortaleza de su pueblo, Y el refugio salvador de su ungido”.
Jesús “Mi Odontólogo”, aquel que me recibe con una sonrisa en su rostro, el mismo que me examina, el que me dice que deben haber cambios y empieza a obrar, el mismo que me calma cuando el cambio genera sufrimiento, el que me anima a continuar y a no descuidarme, él mismo que me moldea, me prueba, el mismo que ama y tiene que corregirme. En Romanos 8:28 dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
La radiografía sería como el estudio que debo hacerme para saber, en verdad estoy bien espiritualmente.
Si te tomaras una radiografía en el Consultorio de Jesucristo, ¿Cuál crees que sea el resultado?
Por último y por experiencia te digo…. los tratamientos de Conducto duelen impresionantemente, es mejor prevenir que curar como suele decirse.
Autora: Lady Ruiz
Escrito para www.devocionaldiario.com