Nadie como Él anhela tu clamor
Salmos 120:1
Nadie como Él conoce tus veredas. Nadie como Él siente tu aflicción. Nadie como Él anhela tu clamor. Digo anhelar porque Él como Padre está deseoso de atender el llamado de todo hijo angustiado y cansado. Él como Padre solo quiere que encontremos reposo en Sus brazos; pero tenemos que clamar.
En ocasiones nos sumergimos en una nube invisible de ego que impide que pidamos ayuda al Señor, en veces justificándonos por el hecho de que Él nos ha puesto en esa situación y otras, simplemente porque nos hemos acostumbrado a no tener esperanza.
Ésto no es lo que desea el Señor, Él quiere que seamos aguerridos en arrebatar Su favor. Desea escuchar clamor que sale de tú corazón, desesperado porque su Padre le escuche. No quiere escuchar un “Si es Tú voluntad, sálvame, sí Tú quieres libérame”
En una ocasión me encontraba atado a una situación que mortificaba mi vida, día y noche. Estuve tan hastiado que dentro del cristianismo batallé para encontrarle significado al rumbo de mi vida. Hasta que un día clamé, lloré y derramé mi ser en oración, tanto que literalmente sentía mis órganos retorciéndose. En ese momento supe que Dios había respondido mi clamor. Esa misma tarde el Señor removió de mi vida eso que me afligía.
Él lo ha dicho, no rechazará un corazón contrito y humillado. (Salmos 51:17) Ahora imagina tú que eres Su hijo, solo está esperando a que te humilles y Él te responderá. Después de todo “¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? O si le pide un pez, ¿le dará una serpiente? O si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? ” (Lucas 11:11-12) Te fijaste que dice “cuando el hijo le pide”, no dice que les digas a otros que vallan a orar por ti, porque tú ya no crees.
No me mal entiendas, porque la oración de intersección es poderosa y debemos de orar unos por otros; más sin embrago Él quiere que tú le creas y le pidas. Tampoco digas qué tu oración no será escuchada porque aun tienes mucho que trabajar en tu persona, tú ya eres considerado justo; púes Jesús ya te ha justificado. Solo tienes que mostrar disposición verdadera en tu camino a la santificación y Él hará el resto para que sea escuchada tu oración.
Yo te invito hoy hermano a ser liberado de todo aquello que te ha estado causado angustia, pero tienes que creer y clamar con todo tu corazón.
Él está ansioso de bendecirte, solo humíllate y clama al que te ama.
Autor: Richy Esparza
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