HISTORIA DE UN NIÑO SOBRE EL HALLOWEEN
Hace mucho tiempo yo era un niño común y corriente. Tenía amigos y amigas, aunque no muchos; pero a pesar de eso a veces pensaba que nadie me quería, no se porque era, pero la verdad es que estaba seguro de que nadie me quería; por lo menos eso es lo que yo pensaba. Eso si me gustaba mucho molestar a las personas, siempre he sido travieso, pero antes lo hacía para lastimar a la gente. Había una fecha especial en el año, con la que me divertía mucho saliendo a pedir dulces y dinero a las casas, disfrazándome, y haciendo travesuras. Sin embargo y a pesar de todo, yo no sentía que lograra tener más amigos. Me sentía triste, pues no sabia porque si era un tiempo de fiesta aun así la gente no me volteaba ni a ver. Recuerdo que le pedía a mi mama que me hiciera el mejor disfraz y me pintaba toda la cara. Yo mismo hacia la caja donde iba a poner mis dulces y dinero.
La verdad es que no sabía el significado de tal “fiesta” pero me gustaba salir a la calle a recoger dulces y a hacer travesuras. Se los digo de enserio. Es que cuando salía por las noches a tocar en las casas para pedir mi montón de dulces podía hacer uno que otro amigo, pero ellos se iban cuando todo terminaba. Creo que todos ya se abran dado cuenta del tipo de fiesta que hablo. Si, es el famoso “Halloween”.
Ahora les contaré que fue lo que paso aquella noche, ¡nunca me lo imaginé! Pensé el que Halloween era algo donde la gente y los niños como nosotros se divertían, jugaban, se hacían amigos pero no era así. La verdad es que aquella noche encontré al mejor amigo que todos podamos tener; eso si, después de un montón de cosas que tuve que pasar, ¡uf! ¡Que bueno que DIOS está conmigo!
Fíjense que aquella noche iba saliendo de mi casa como acostumbraba cada año, salí solo pues nadie me quiso acompañar. Sólo pensaba que mientras más dulces fuera pidiendo iba ir conociendo más niños y pues así, claro, me podía hacer su amigo. Pasó parte de la noche y no encontré nada por ningún lado. Me refiero a mis amigos, o bueno a los amigos que buscaba. El caso es que caminando se paró una persona alta y la verdad es que se veía muy bien y se veía como una persona cualquiera. Se acerco y me dijo:
-Ha pero que lindo disfraz, ¿tú mismo lo diseñaste? -Y me empezó a hacer la platica, mientras yo solo esperaba que me diera dulces o dinero para irme, pues después de todo acordé que mis papas siempre me decían que no hablara con personas que no conocía ,menos me parara a platicar con ellos en la calle. Mi papá siempre trataba de explicarme que existe gente que quiere hacerles daño a los demás.
Yo nunca lo entendí hasta esa noche. El caso es que esta persona al final de cuentas me dijo:
-Bien, bien… que gusto haberte conocido.- En eso sacó unos dulces y una manzana y me los dio.
La verdad es que se me hizo muy raro que me hiciera una plática tan larga para solo darme dulces y una manzana. Después de esto decidí regresar a mi casa pues ya era noche y yo estaba allí solo, mi mamá me dijo que regresara temprano y aunque no pensaba hacerle caso me regrese lo más rápido posible, pues se me seguía haciendo raro lo que me acababa de suceder. Durante el camino quise comer algunos dulces, pero se me antojó la manzana, así que rápidamente la limpié con mi disfraz y le dí una enorme mordida, en eso, asustándome, salieron otros niños a mi paso. Se dieron cuenta que llevaba mas dulces que ellos y me ordenaron que les diera lo que yo traía, como si me quisiera asaltar. Siguieron insistiendo en que les diera lo queme habían dado, uno de ellos me agarró y metió su mano en mi bolsillo, quitándome todo el dinero que me habían dado esa noche, mientras los otros dos me quitaron mi caja con los dulces y mi manzana.
Entonces de quién sabe qué parte apareció Pablo, un niño de mi escuela, pero de sexto año. ¡No se que le daba a ese niño que se la pasaba defendiendo a medio mundo cada que había alguna pelea! Pablo les dijo que me dejaran en paz, y ellos se fueron corriendo. ¡Pues claro! Vieron a Pablo más grandote y es que el sí es alto. Al momento de irse aventaron los dulces que me habían quitado y la manzana también, pero se llevaron mi dinero; claro muchos dulces se rompieron y la manzana se deshizo, así que ahora me sentía más triste, pues de aquella noche no conseguí nada, al menos eso era lo que pensaba hasta ese momento.
Después de 5 minutos Pablo se sentó conmigo sobre la banqueta y empezó a preguntarme que es lo que había pasado y le conté todo lo que ustedes ya saben. Él como buena persona me escucho, tal como un verdadero amigo lo haría. La verdad es que no entendía como alguien más grande como Pablo podía tomarse tiempo para escuchar mis problemas. Después que Pablo me escuchó, me habló algo que cambio mi vida por completo, empezó a decirme el verdadero significado del Halloween, lo que realmente significaba que yo saliera a pedir dulces y me disfrazara. Me contó que hace muchos años había personas que celebraban a los muertos y que el origen del Halloween en verdad es eso, celebrar a los muertos y hacer cosas que nos alejan de DIOS. A demás Pablo me dijo que DIOS es un DIOS de vida, y que a ÉL no le agrada que la gente consulte a los muertos. Me dijo que cuando festejamos el Halloween realmente estamos festejando al diablo. ¿Qué feo no? Yo no sabia lo que estaba haciendo. Esa noche todo mi cuerpo se estremeció por lo que había hecho por más de 5 años. El salir a pedir dulces cada año era para mí una fiesta y no sabía la realidad que hay detrás de todo eso. Pablo me explicó que durante estas celebraciones hay gente que quiere lastimar a los niños, personas que planean ofender a DIOS y quieren lastimarnos. También por eso el Halloween no le agrada a DIOS.
Yo había decidido deshacerme de esos dulces y hasta me dio gusto que se llevaran mi dinero, pues me di cuenta que aceptar esos regalos era como aceptar regalos del diablo; así Pablo me ayudó a recoger los dulces de la calle para tirarlos en un lugar correcto y dejar todo limpio.
Mientras levantábamos todo hicimos un descubrimiento que si me hizo sentir frío. Pablo tomó la manzana deshecha en el suelo y de la manzana, justo al lado de la mordida que le había dado, salió el filo de una navaja. Si, una navaja, de esas que usan nuestros papás para quitarse las barbas. ¡Imagínense! Al ver eso casi me desmayo. Me llevé las manos a la boca buscando alguna cortada pero no la encontré, así que me sentí aliviado; ahora sí por poco me lastimo en serio.
Ahí pude confirmar lo que Pablo me dijo acerca de las personas que nos quieren hacer daño y ¿saben? se me hizo lógico, porque, aquella persona que les conté que me había dado los dulces y la manzana a pesar de verse muy normal y el haberme parado a platicar en plena calle tenía algo raro. Ahora si entendí cuales son los buenos amigos, como Pablo, que sin importar su edad y pudiendo haber ignorado que me estaban molestando e irse a su casa se detuvo para defenderme y además se tomo un tiempo para escucharme y me explicó todo acerca de esto.
Ahora si estaba seguro que Halloween no es algo bueno, que muchos años hice algo que no está bien y que es algo que no le agrada a DIOS.
Aquella noche Pablo me invito a recibir a JESUCRISTO como mi único Señor y Salvador y a pedir perdón por todo lo que había hecho.
Me di cuenta que DIOS existe de veras, que es un DIOS grande y que sí hay amigos verdaderos, pero esos te los manda DIOS. Después de hacer una sencilla oración que Pablo me dijo, sentí una gran paz, sentí que DIOS estaba conmigo. Me sentí muy feliz y aun sigo feliz.
Me he dado cuenta que DIOS tiene propósitos para cada persona, si no ¿de que otra manera hubiera aprendido todo eso y conocido a Dios? Ahora soy un niño muy feliz, y ahora siento que todos me quieren, tengo un amigo al que quiero mucho, que es Pablo y muchos amigos más que Dios me mandó, ellos siempre me ayudan a estudiar mi Biblia y a ser más amigo de Dios, que es bueno y grande.
Esa es mi historia. ¿Cómo la ven? Ahora les pregunto a ustedes ¿quieren que su vida cambie? ¿Quieren encontrar a DIOS? ¿Están dispuestos a abrirle las puertas de su corazón para que viva en él?
Entonces, repitan en voz alta lo que leerán a continuación. Lean fuerte y con todas sus ganas.
SEÑOR JESUS: Te abro las puertas de mi corazón, te pido que entres a mi vida, que me perdones de todo lo que haya hecho y no te haya agradado; te pido que me perdones de todos mis pecados, que vengas a mi y me limpies con tu sangre ´preciosa, pon mi nombre en tu libro de la vida.
SEÑOR yo reconozco que tu eres mi único Señor y Salvador en el nombre de JESUS. AMEN Y AMEN.