Tema: «Nadie llega a la cima sin antes haber estado abajo»
Texto: Mateo 25:21
A finales de los noventas cuando Dios decidió llamarme al servicio. Para ese tiempo hacia pocos meses que me había convertido al Señor, el día que me convertí recuerdo que solo repetía continuamente: “Señor, te quiero servir, Señor te quiero servir”, y ¡vaya! Que Dios lo tomo muy enserio.
En ese año yo anhelaba servirle al Señor en el liderazgo, al orar le decía: “Señor, dame el privilegio de dirigir un grupo de personas, predicarles de una manera sencilla sin palabras difíciles de entender, sino con simpleza pero con poder para transformar vidas por medio de tu Palabra”. Y Dios escucho mi clamor.
Fue así como el encargado de la congregación en ese tiempo, me llamo y me dijo que habían visto en mí una entrega diferente, que mi testimonio era ejemplar y que veían en mí la capacidad para un liderazgo. Yo me sentí feliz, Dios había contestado mi petición para entonces tenia tan solo 16 años y me pusieron a cargo de un grupo de 15 personas adultas, todos podían ser padres y abuelos míos.
Yo siempre había soñado con dirigir a jóvenes, pero Dios me mando a los adultos, pero mi deseo de servicio fue mayor y no me importo comenzar mi ministerio con los adultos. Fue así como un joven de 16 años cada sábado se levantaba temprano por la mañana e iba casa por casa invitando a cuanta persona le abría la puerta, diciéndole que había oportunidad para cambiar su vida. Muchos aceptaban de buena gana esa invitación a una pequeña reunión que realizábamos los sábados por las noches, otros simplemente me cerraban la puerta en mi propia cara.
Para el día sábado tenia hasta 20 invitados, los cuales iba a traer a su propia casa, caminando, sin vehículo o transporte que me echara una mano, era así como daba docenas de vueltas para llevar a cada invitado al lugar de reunión. En mas de alguna ocasión al encontrarme solo en un callejo oscuro pensé: “¿Por qué hago esto?, ¿Por qué los adultos de mi grupo no lo hacen?, ¿Por qué solo yo?”, no te negare que en alguna ocasión broto de mis ojos una lagrima al encontrarme solo realizando el trabajo que se nos había encomendado a varios. Pero en medio de esos momentos Dios me decía: “Si en lo poco eres fiel, el lo mucho te pondré”, era un alivio sentir esas palabras de parte de Dios y me motivaban mas a seguir sirviéndole.
A los pocas semanas el grupo de adultos estaba lleno, los adultos al ver mi entusiasmo y mis ganas de invitar, también hacían su parte, fue un grupo sin lugar a dudas bendecido en donde pudimos ganar muchas almas para Cristo, fue mi primer misión en el servicio a Dios, el hecho de ser un joven no fue impedimento para que ellos se sujetara a mi como su Líder, ni muchos menos para que no les pudiera predicar la Palabra de Dios.
Y es que en la vida no todo comienza con comodidades, no todo es tan fácil como quisiéramos, tenemos que sudar la camisa, tenemos que ser fieles en lo poco para lograr lo mucho en el Señor.
A partir de ese momento, mi Ministerio de Servicio creció y se fortaleció hasta permitirme hacer cosas que jamás en mi vida pensé realizar, pero de lo cual Dios tuvo a bien darme, no por ser perfecto, ni el mejor, sino por ver mi corazón y la disposición que había en el de servirle y hacerlo todo por amor.
Amados hermanos, no se que momento estas pasando en tu servicio a Dios, pero déjame decirte que no hay cosa mas linda que desgastarse para el Señor, si nadie lo quiere hacer, hazlo tu, si nadie te felicita o te da las gracias, no importa, síguelo haciendo, Dios te esta observando y ve tu disposición de corazón.
A veces sentirás que estas solo y que nadie te apoya, pero no olvides que tienes al MAYOR APOYO que puedes tener, tienes a DIOS de tu parte, y si Dios esta contigo, ¿Quién contra ti?
No estés pensando en dejar aquello para lo cual Dios te llamo, al contrario, date cuenta que Dios tuvo a bien entregarte esa misión a ti, ¿Quieres mucho?, entonces comienza por ser FIEL en lo poco. Nadie llega a la cima sin antes haber estado abajo.
Aquel joven que comenzó su ministerio con adultos, ahora es un adulto con corazón de joven que ama cada día seguir trabajando para el Señor, pues en El encuentra su delicia.
¡VAMOS! se FIEL en lo POCO, que detrás de eso viene LO MUCHO.
Autor: Enrique Monterroza
Escrito para www.devocionaldiario.com