El Estilo De Dios
Un grupo de soldados atrincherados se burlan del pastorcito «bueno para nada». Opinan que es muy pibe para muchas cosas. «No sabe nada de la guerra» -dice uno de sus propios hermanos. Alguien le dice que vuelva a casa, que esto no es para niñitos. Pero en unas horas, «el niñito» derrotara al gigante filisteo de un piedrazo y le cortara la cabeza. Y no se detendrá hasta llegar a la corona, aunque tenga que esquivar unos cuantos Saúl en el camino. El estilo Dios pone a principiantes en el trono, como cosa de todos los días.
Los vecinos de una ciudad llamada Capernaúm dicen que ese pescador es un bruto sin estudio y que no tiene futuro mas allá de las redes de pesca. Es la fuerza bruta del barrio. Llámenlo para empujar un auto, levantar un poste caído, o cuando la vecina de al lado quedo encerrada y hay que romper la puerta de un puñetazo. «Pero no lo llamen para nada mas importante», dicen. Lo que no saben, es que en tres años, el pescador sanará a los enfermos con la sombra y sera el conferencista ante cinco mil asistentes. El estilo Dios coloca a pescadores frente a las multitudes como parte de la rutina.
Se orina en la cama y no tiene dotes para llegar demasiado lejos. Apenas toca anónimamente un acordeón que casi no puede sostener. El clásico pibe bueno de iglesia que solo se recuerda al volver a mirar una foto amarillenta de hace muchos años. El típico muchacho del cual uno se pregunta «che, que fue de la vida de….?». Pero en unos años va a revolucionar la adoración en todo Latinoamérica. El estilo Dios coloca a gente desapercibida en las bateas de todo el mundo.
Tiene complejos de ser muy flaco y ni siquiera pudo terminar la secundaria. Esta lleno de traumas y tal vez, con un poco de suerte, se dedique a dibujar en algún tablero olvidado del galpón. No tiene condiciones para líder, ni siquiera para tener amigos. Jamás fue a un estadio, porque no sabe patear una pelota y nunca pudo jugar bien al fútbol . Pero en unos años, ira a los estadios mas grandes de su país, solo para predicar. El estilo Dios envía a acomplejados y desapercibidos a las ligas mayores.
Y hay cientos de historias mas, que nos llegan por carta o por correo electrónico. «Estoy revolucionando mi ciudad», «estoy marcando la diferencia en mi colegio», «Formamos una banda musical», «Conduzco un programa de radio», «Sacamos una revista», «Grabamos un disco». Todos, absolutamente todos, no tenían demasiadas condiciones para ser elegidos. Pero los tocó el estilo Dios y están marcando la historia a fuego. Soñadores. Buenos para nada. Brutos. Clásicos pibes buenos. Acomplejados. Todos ellos están tocados por el estilo Dios. Son los del banco de suplentes que ni siquiera aparecen en las tapitas de las gaseosas, pero que en el ultimo partido, entraron e hicieron un golazo en el final del segundo tiempo. Tomaron a los fotógrafos y a las cámaras de televisión completamente desprevenidos; es que solo estaban enfocando a las grandes figuras. Los comentaristas se reúnen para preguntarse si alguien conoce a ese goleador debutante o si tiene alguna trayectoria. Es que el inconfundible estilo Dios no busca jugadores en los grandes equipos europeos. Tampoco los importa de Brasil. El estilo Dios observa a las inferiores y los pasa sin escalas desde la «C» a la primera división.
Es fascinante saber que El elige zarzas en lugar de pinos y cipreses. Es increíble saber que el Director Técnico de la Selección mayor, observa el pequeño equipo de barrio. Es sorprendente saber que en unos meses la última generación, hará historia.
Autor: Dante Gebel