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Bajo el Reflector de Dios – Escrito Cristiano

Bajo el Reflector de Dios

«Los que miraron a él, fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados.” SALMOS 34:5

El diccionario en línea define la palabra reflector de la siguiente manera: “Que refleja, aparato de superficie lisa y brillante para reflejar los rayos luminosos. Foco luminoso de gran potencia”.

Cuando analizo la obra que el Espíritu Santo hace en nuestras vidas, el papel importante que juega dentro de la vida de cada creyente, puedo decir que parte de su trabajo consiste en ser un reflector en nuestras vidas. Ante su luz somos expuestos y examinados tal cual somos. Otros pueden creer conocernos perfectamente, pero solo Dios nos conoce exactamente.

La dirección del Espíritu Santo es imprescindible para nuestro progreso espiritual. Ante sus rayos x puedes ver con escrupulosidad, precisión y profundidad cada cosa que hay dentro de nosotros. Él es quien puede darnos el diagnostico mas fidedigno de las partes quebradas, rotas, lastimadas o que requieren de cuidados especiales y con urgencia porque no están funcionando bien.

Bajo la luz de Dios encontramos detalles que nos hacen descubrir aquellas cosas o detalles que nunca habíamos pensado que estaban impidiendo bendiciones o cosas buenas en nuestras vidas y también a través de él descubrimos nuestras fortalezas. Aquellas áreas, talentos y dones que no sabíamos que teníamos hasta que los llevamos a la práctica.

El Espíritu Santo es nuestro consolador, pero también es como nuestra conciencia. Nos hace sentir qué cosas están y cuáles no. Bajo el reflector de Dios descubrimos lo valiosos y amados que somos porque comenzamos a experimentar lo que es el amor desinteresado y desmedido que siempre procura nuestro bienestar. Si Dios es nuestro reflector, entonces nosotros tenemos que ser un reflejo hermoso de él. Tenemos que irradiar los frutos de su Santo Espíritu. Tenemos que emitir rayos y un fulgor que haga que otros sean atraídos de las tinieblas a la luz admirable de Cristo.

Tenemos que ser una manifestación de su amor, de su paz y benignidad. Tenemos entonces que poseer la mente de Cristo y esta se mostrará a través de nuestras palabras y acciones. Nuestro testimonio y práctica hablarán entonces de quién es Dios en nuestras vidas y qué lugar ocupa en nuestro corazón. Nosotros somos la expresión del amor. Él es el artista y nosotros su maravillosa obra de arte. Y las obras tienen el propósito de ser expuestas para que los demás puedan apreciar su belleza y propósito.

Ciertamente los que miraron al Señor fueron alumbrados y los que actualmente ven la luz y lo reciben en su corazón son transformados, convirtiéndose en rayos de sol que alumbran con su esplendor a este mundo y hacen que se vea la claridad del día y de la tarde. Quienes persiguen la luz de Cristo y logran que penetre en sus corazones no son avergonzados, porque sus rostros reflejan que él habita dentro de sus vidas. Es que bajo el reflector de Dios somos renovados, perfeccionados y embellecidos. Eso sin duda no tiene precio alguno con qué pagarse.

Tenemos que ser una antorcha encendida que de luz a otras antorchas e ilumine al mundo en medio de la oscuridad.

Autora: Brendaliz Avilés

Escrito Para: https://escritosdelsilencio.blogspot.com/