Serie: Poniendo Nuestras Emociones bajo Control
Conferencia Nº 3
Por Wuilmar José Lorca
Texto: Salmo 42:5
“LA DEPRESIÓN”
“¿Por qué te abates oh alma mía, y te turbas dentro de mí?…” (Sal. 42:5). Al igual que este salmista, muchos hombres de los tiempos bíblicos pasaron por el “pantano del desaliento”. Personajes como Moisés (Números 11:10-15), Elías (1Reyes 19:3, 4, 10, 14) y hasta Juan el Bautista (Mt. 11:2-3)
I. ¿Qué es la depresión?
a) La Asociación Nacional de Salud Mental, define la depresión como: “un estado emocional de melancolía y tristeza que va desde un leve desaliento y desánimo hasta sentimientos de desvalimiento y depresión”.
La depresión afecta la disposición entera de la persona, determinando como se ve a sí misma, a sus circunstancias y a los demás. La persona deprimida tiene un concepto pesimista de la vida; le parece que todo es gris o negro. Piensa que todo cuanto hace le sale mal, y se siente incompetente, inadecuada e indigna de amor.
II. ¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
Estos variarán según la intensidad de la depresión. Por lo general la persona experimentará los síntomas siguientes:
a) Pérdida del apetito y por ello la pérdida de peso en un tiempo relativamente breve.
b) Trastornos en los hábitos de dormir. Algunos dormirán mucho y se despertarán sin sentir descanso alguno. Pero la mayoría sufren insomnio.
c) Sentimientos de culpa e indignidad. Tiene a exagerar sus deficiencias y a pensar que merece castigo por sus faltas o por no haber alcanzado sus metas.
d) La apatía, el desgano y la actitud de “no me importa”. Los que pasan por estados de depresión tienden a descuidar su apariencia, pierden interés en su trabajo, y hasta en su recreación favorita. Por lo general cesa el impulso sexual.
e) Ensimismamiento. Tiende a aislarse del compañerismo con otras personas, aún con los miembros de la familia.
f) Tristeza profunda y constante. El abatimiento está arraigado en su corazón.
g) Desesperanza. Siente impotencia de enfrentar su situación.
h) Dolencias físicas varias: dolores en general, mareos, palpitaciones cardiacas, dificultades respiratorias, presión en el pecho acidez estomacal y estreñimiento.1
Todos en alguna ocasión experimentamos momentos de melancolía. Nos sentimos tristes y abatidos. Podemos retirarnos a un silencio temporal y reflejar un malhumorado estado de ánimo.
Esto puede considerarse “normal” en la vida de una persona cuando dura uno o dos días. Por regla general los terapeutas dicen que toda depresión que dure más de cuatro días debe recibir atención profesional.
Los pastores y consejeros pueden brindar estímulo y apoyo cuando la depresión es leve. Cuando se prolonga debe ser remitida a terapeutas profesionales, pues el tratamiento, empleo de medicamentos, terapia de electrochoque y psicoterapia. Algunos casos son tan crónicos que las personas intentan suicidarse.
III. ¿Qué es lo que causa la depresión?
a) Síntoma secundario de una enfermedad física, una enfermedad o el agotamiento físico puede producir estados depresivos. Si hay algún problema físico debe ser tratado y con él desaparecerá la depresión. Un profesional competente querrá que usted tenga un examen físico completo antes de asumir que su depresión es psicológica.2
b) Una pérdida puede ser también una causa de depresión.
c) Circunstancias dolorosas en la vida. Tensiones en el matrimonio, enfermedad personal, conflicto entre padres e hijos, molestias en el trabajo, aburrimiento, frustración con los amigos, etc.
“Algunas personas emplean la depresión como una llamada de auxilio (una muestra de que son indefensas, una súplica de afecto y seguridad o de ayuda para conseguir un objeto perdido). A veces las personas deprimidas usan su depresión para manipular a otras. Su estado llama la atención, es una excusa para evitar responsabilidades y un medio para probar lástima. De modo especial, algunas mujeres recurren a esta estratagema.
Según los psicólogos evangélicos Frank Minirth y Paul Meier, las raíces de la mayoría de los casos de depresión son el enojo o la hostilidad vuelta hacia sí mismo y acumulada a los rencores guardado en el corazón”.
IV. ¿Cómo enfrentar la depresión?
a) No deje que su depresión lo desanime. En ocasiones es nuestra actitud lo que realmente nos deprime y no las circunstancias que enfrentamos. No podemos controlar lo que nos ocurre, pero sí podemos controlar como responderemos. Algunas se han derrumbado donde otros han triunfado sólo por su actitud negativa de ver la vida. El cristiano puede y debe renovarse en la palabra de Dios a fin de que su mente y corazón sean saturados por las Escrituras al punto que influyan sobre sus actitudes.
b) Si no se ha sometido a un examen físico completo en los últimos seis meses, hágalo.
c) Ocúpese en servir y ayudar a otros. Una de las mejores curas para la excesiva preocupación por sí mismo, es preocuparse por las necesidades de los demás.1
d) Descubra el alivio que viene cuando le entrega su carga al Señor en oración.
David había aprendido a descansar en Dios, al punto que pudo aconsejar a otros: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará…” (Salmo 55:22).
Exprese sus sentimientos y preocupaciones a Dios, tal y como los siente. No omita nada. Vea cómo los expresó David en los Salmos 58 y 59.
e) Confíele su carga a un amigo. Hablar funciona como una válvula por donde se disipa la presión. Nos ayuda a aligerar nuestra carga. Es por eso que, Pablo nos dice:
“sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Galatas 6:2)
Cuando renovamos nuestros pensamientos con la palabra de Dios al punto de que nuestra actitud sea ajustada, optimizamos nuestro buen estado físico general (ejercicios, alimentación), nos ocupamos de servir a otros, aprendo a depositar mis cargas en Dios y comparto mi carga con un amigo caminando juntos ese “trecho oscuro del camino”; mis temores se disipan, la carga se hace más liviana y mis energías espirituales y emocionales serán renovadas. ¿Cómo curó Dios la depresión de Elías?
- Renovó su manera de pensar y ver las cosas. Vio las cosas desde la perspectiva de Dios (su actitud fue ajustada).
- Lo sometió a una cura de sueño. Comer y dormir fue lo que hizo Elías para recuperarse físicamente.
- Fue guiado a pensar en su pueblo. La nación de Israel (proyectarnos en el bienestar de otros) (1Reyes 19:15-17).
- Colocó en Dios sus temores y ansiedades. (1Reyes 19:9-10 y 14)
- Le mostró que no estaba sólo, quedaban 7000 fieles que no habían doblado las rodillas ante Baal. Podía sentir el apoyo espiritual y emocional de un ejército que compartía su carga, su amor y persecución.
Si sientes que el peso de tu carga es insoportable, tráeselas al Señor, quien dijo: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt. 11:28).
Pedro se atrevió a colocar sus cargas en Jesús y más tarde pudo decir: “echando toda muestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). Como dice el himnólogo: “si el cuida de las aves, cuidará también de mí”.
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