Tema: «UNA CUESTIÓN DE MOTIVO»
Texto: Hebreos 4:11-16
Hebreos 4:12
Mi esposa y yo nos detuvimos en un cruce de vías férreas para permitirle el paso a un tren. Mientras esperábamos en la fila de automóviles, el conductor junto a nosotros de repente se fue como una flecha a través de un parque de estacionamiento cercano y se dirigió hacia la siguiente vía férrea disponible.
Me volví hacia Marlene y dije, con cierta indignación justificada: «Mira a ese tipo. Está tratando de darle la vuelta al tren en vez de esperar como el resto de nosotros». Tan pronto como dije esas palabras, el hombre, cámara en mano, saltó de su vehículo para tomarle fotografías al tren que se aproximaba. Había juzgado sus motivos, y estaba totalmente equivocado.
Aunque podemos observar el comportamiento y la apariencia externa, sólo Dios puede ver lo que hay en el corazón. Esa es una razón por la que todos necesitamos la Palabra de Dios tan desesperadamente. Hebreos 4:12 dice: «Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las conyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón».
Cuando nos encontremos listos para juzgar los motivos de otra persona, hagamos una pausa y recordemos que sólo Dios puede ver el corazón, y sólo Su Palabra puede exponer sus motivos. Nuestra responsabilidad es dejar que el Señor y Su Palabra nos convenzan en cuanto a nuestros propios corazones.
Las personas serán juzgadas por la manera en que Dios las ve, no por la manera en que nosotros las vemos.