No Solo Espectador
Continuamente sus días transcurren de la misma manera, sentado en su hamaca en silencio mirando a la nada. O sentado al borde de la carretera. Durante mucho tiempo este hombre fue alcohólico, pero ahora ha dejado de beber.
Sin embargo pasa sus días como un espectador de la vida. Me pregunto si no se cansa de la misma rutina, en qué cosas piensa mientras mira al vacío.
Para mis adentros exclamé, ¡Dios mío no quiero ser una espectadora solamente! Yo quiero vivir y disfrutar cada evento que la vida tenga a bien ofrecerme. Quiero vivir mi propia historia, no quiero que la vida de otros me pase en frente cuando llegue el día de mi muerte. Quiero oler las flores del campo, disfrutar de los sabores, tocar aquello que me cause admiración. Quiero ser dueña de mi vida.
¿En qué momento de la vida éste hombre se convirtió en espectador? ¿Cuándo decidió vivir por vivir? ¿Será que acaso se cansó de su existencia, no le encontro sentido o piensa que ya no vale la pena seguir luchando? Es extraña la vida. Porque los días pasan y no los advertimos. Y cuando nos percatamos, han sido años los que han pasado. Entonces nos comenzamos a preguntar si ha valido la pena. Pero para que la vida valga la pena, no se puede ser expectador solamente.
Autora: Brendaliz Avilés