Tema: «EL BILLY GRAHAM DE LA CHINA»
Texto: Filipenses 3:1-11
En 1927, John Sung abordó un barco desde Los Estados Unidos con destino a Shangai. Había pasado más de siete años en Norteamérica, y durante ese tiempo obtuvo tres grados académicos, incluyendo un doctorado.
A medida que el barco se aproximaba a su destino, Sung lanzó todos sus diplomas, medallas y llaves de la fraternidad por la borda, y sólo conservó su diploma de doctorado para mostrárselo a su padre. Él había recibido a Jesucristo en su corazón y había tomado la determinación de que por el resto de su vida sólo viviría para aquello que contara para la eternidad.
Muchos cristianos ancianos que todavía viven en el este y sudeste de Asia llegaron a conocer a Cristo por medio del ministerio de John Sung, a quien se le ha llamado el Billy Graham de la China por su obra evangelística. Sus acciones demuestran lo que Pablo escribió en Filipenses 3:7: «Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo».
No todos pueden hacer lo que hizo John Sung. Pero, al igual que Pablo, todos debemos considerar las cosas de esta vida «por basura» (v. 8) y vivir nuestras vidas de tal manera que cuenten para la eternidad.
Hay personas dentro de tu círculo de influencia cuyas vidas puedes impactar para Dios. Él las ha colocado dentro de tu alcance para que les seas de testimonio señalándoles a Jesús.
Piensa en alguien a quien puedas hablarle acerca de Jesucristo y de lo que Él ha hecho por ti.
Tan sólo una vida, y pronto pasará; sólo lo que se ha hecho por Cristo perdurará.