Tema: «RICAMENTE BENDECIDO»
Lectura: Salmos 33:1-9
Luego, una alegre voz dijo, «buenos días!» la mujer que lee nuestro contador de gas se había acercado sin que yo lo notara. Le pregunté: «¿Y cómo está usted en esta mañana tan fría?»
«Me siento llena de bendiciones» – dijo con una sonrisa. Después de un rápido ajuste de actitud, le respondí «Yo también. ¿No es maravilloso Dios?»
«Sí que lo es – respondió ella – ¿Usted también es un creyente en Jesús?» «Sí, lo soy – respondí – y Él ha llenado mi vida de bendiciones».
Ese breve intercambio no sólo iluminó mi estado de humor, sino que me recordó que aquellos que creemos en Cristo somos bendecidos más allá de toda medida. Después que esta hermana en Cristo se marchó, el cielo ya no parecía tan lúgubre; el viento perdió algo de frialdad; la tarea de rastrillar las hojas se hizo menos pesada. El Señor había utilizado a otro creyente para volver mi atención hacia Él y ver Su bondad (Sal. 33:5).
Los cristianos son parte de una comunidad. Animémonos unos a otros. Nunca sabemos cuándo un compañero de peregrinaje pueda necesitar un recordatorio de la bondad de Dios.
Reflexión: La fe en bondad de Dios pone una canción en tu corazón y alabanza en tus labios.