Tema: «NUEVOS CUERPOS»
Lectura: 1 Coríntios 15:42-49
En 1728, un joven Ben Franklin compuso el epitafio de su propia lápida: «El cuerpo de B. Franklin, impresor, al igual que la cubierta de un antiguo libro, su contenido desgastado, y despojado de sus caracteres y su dorado, yace aquí, alimento para gusanos. Pero la obra no se habrá perdido; por cuanto aparecerá una vez más tal y como él lo creyó, en una edición nueva y más hermosa, corregida y aumentada por el Autor».
En este espitafio, el irónico ingenio de Franklin, el hombre del Renacimiento colonial, coincide con la visión bíblica de la resurrección. Los cuerpos que ahora poseemos son propensos al envejecimiento, al deterioro físico y finalmente a la muerte. Pero la resurrección de Jesucristo contiene dentro de ella la promesa de un nuevo cuerpo sobrenatural resucitado en gloria. El apóstol Pablo nos dice: «Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible; se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder» (1 Corintios 15: 42-43).
A medida que la vida sigue su curso en el proceso de envejecimiento, tenemos la esperanza de un nuevo cuerpo que dejará muy atrás al original. A pesar de nuestros dolores y sufrimientos, nuestro destino camina de manera segura en las manos de «Jesús, el autor y consumador de la fe» (Hebreos 12:2)
Reflexión: En un abrir y cerrar de ojos, seremos cambiados.