Tema: «NUESTRO REFUGIO Y FORTALEZA»
Lectura: Isaías 31
El profeta Isaías advirtió al rey Ezequías de Judá de esta verdad. Ezequías era un buen rey, pero repitió el pecado de su padre Acaz buscando la seguridad en una alianza con una potencia extranjera (2 Reyes 16:7; Isaias 36:6). En vez de ello, debía haber alentado a su pueblo a que confiara en el Señor.
Al buscar ayuda de Egipto, Ezequías mostró que no había logrado aprender de la historia. Egipto había sido cualquier cosa menos un aliado para Israel. Ezequías también había olvidado las Escrituras. Acumular caballos para unidades de caballería iba en contra de la constitución divina del rey (Deuteronomio 17:16).
Finalmente, Ezequías sí buscó ayuda del Señor (Isaias 37:1-6, 14-20). Y Dios aniquiló de manera milagrosa a los asirios invasores (v. 36-38).
Judá cometió el error de valorar la fortaleza de Egipto por encima del Dios vivo. Que nuestra confianza siempre esté en el nombre del Señor nuestro Dios. (Salmos 20:7)
Reflexión: No hay vida más segura que una vida entregada a Dios.