Tema: «LA PÉRDIDA DE UN AMIGO»
Lectura: Lamentaciones 3:19-29
Muchos cambios en nuestras vidas representan una pérdida, sea esta algo tan pequeño como el recuerdo preciado de un autobús, o algo tan grande como un hogar familiar destrozado, un sueño de éxito frustrado, o la muerte de una persona a la que amábamos profundamente. En cada pérdida anhelamos un toque de santidad y esperanza.
El libro de Lamentaciones ha sido llamado «el funeral de una ciudad». En él, Jeremías lloró el cautiverio de su pueblo y la destrucción de Jerusalén. Pero en medio del sufrimiento, hay una celebración de la fidelidad de Dios: «Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan Sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es Tu fidelidad! El SEÑOR es mi porción – dice mi alma por eso en Él espero.» (Lamentaciones 3:22-24).
Cuando nuestros corazones sufren por una pérdida, podemos encontrar esperanza en nuestro Señor, quien nunca cambia.
Reflexión: Cuando el sol del amor de Dios se encuentra con el chubasco de nuestro sufrimiento, aparece el arcoiris de la promesa.