Tema: “EL GRAN MÉDICO”
Lectura: Juan 9:1-7
Al principio, Donne estaba asustado, pero con el tiempo vio compasión en los rostros de los doctores y comenzó a confiar en ellos. La preocupación de ellos le recordaba a Donne que él podía confiar en el Gran Médico. Al leer los evangelios, vio el rostro de Dios el Padre en el rostro tierno y compasivo de Jesús.
Muchos de nosotros luchamos con nuestros pensamientos acerca de Dios, especialmente durante la enfermedad. Tal vez crecimos asistiendo a una iglesia que mostraba a un Dios iracundo que nos mandaba enfermedades. ¿Podemos confiar en Él? Al igual que Donne, nos volvemos a los evangelios para encontrar nuestra razón para confiar en Dios. Y la encontramos en Su Hijo, Jesús, quien tuvo una inigualable compasión para aquellos que estaban afligidos, sin importar la razón.
Así que hacemos la misma oración de Donne: “Líbrame, por lo tanto, oh Dios mío, de estas vanas imaginaciones” la creencia de que por nuestro pecado hemos perdido la bondad y la misericordia de Dios. Como Donne lo dijo sabiamente, el Gran Médico “conoce nuestras debilidades naturales, por cuanto Él las tuvo, y conoce el peso de nuestros pecados, por cuanto pagó un caro precio por ellos”.
Reflexión: La cruz de Jesús es la suprema evidencia del amor de Dios.