Tema: «DEJATE ENTRENAR»
Lectura: Filipenses 4:10-19
Los jugadores lo odian hasta que llega el día del partido. Luego descubren que pueden jugar al máximo de su capacidad durante todo el partido. ¡Su esfuerzo se ha visto recompensado con la copa del campeonato!.
El apóstol Pablo usaba el entrenamiento y la competencia como metáforas en sus cartas. Durante su tiempo como misionero a los gentiles, se sometió a las instrucciones y los ejercicios de Dios en medio de grandes sufrimientos y penurias. Dos veces dijo en Filipenses 4, «he aprendido» (v. 11-12). Para él, y para cada uno de nosotros, seguir a Jesús es un proceso de aprendizaje de toda una vida. No estamos espiritualmente maduros el día que somos salvos, así como un atleta infantil no está listo para el fútbol profesional. Crecemos en la fe al permitir que Dios, por medio de Su Palabra y el Espíritu Santo, nos dé el poder para servirle.
A través de las penurias, Pablo aprendió a servir bien a Dios y nosotros también podemos hacerlo. No es algo agradable ¡pero es gratificante! Cuanto más nos dejemos entrenar, tanto más maduros llegaremos a ser. Como miembros del equipo de Cristo, dejémonos entrenar.
Reflexión: La obra de Dios en nosotros no termina cuando recibimos a Cristo, sino que acaba de comenzar.