Tema: «Haciendo una Obra Maestra»
Lectura: 2 Corintios 5:12-21
Cuando era niño, me sentaba en las escaleras del sótano y observaba con fascinación. Mi interés no surgía de algún pensamiento equivocado de que el trabajo de pintura por recuadros numerados hacía de mi papá un gran artista. Más bien, estaba asombrado de cuán pacientemente trabaja en cada cuadro. Finalmente, los miles de finos trazos de color se convertían en una imagen que papá consideraba que bien había valido el esfuerzo.
Cuando pienso en la paciencia de mi papá para traer un cuadro a la vida, mi corazón se dirige a nuestro Padre Celestial. Él nos considera y ve los vacíos e imperfecciones en nuestras vidas, y sin embargo, amorosa y pacientemente realiza Su obra en nosotros para hacernos Su obra maestra, una obra maestra que es «conforme a la imagen de Su Hijo» (Romanos 8:29).
¡Qué gozo tener a semejante Dios, que nos hace nuevas criaturas (2 Corintios 5:17) y nunca se cansa de invertir Su energía y esfuerzo en nuestras vidas!
Reflexión: Sólo Dios puede transformar un alma manchada de pecado en una obra maestra de gracia.