Decido ser Feliz

DECIDO SER FELIZ

Tal vez en revistas de las últimas tendencias en moda podemos encontrarnos con artículos que llevan un título muy similar a éste. Sin embargo, el “ser feliz” no es algo que se compra, o que se puede encargar por internet, mucho menos algo que se pueda observar “desde fuera”.

Hace pocos días, tuve el privilegio de estar en una de las conferencias que dictó Hunter Patch Adams en Chile, este médico peculiar que se hizo famoso por tener una visión muy distinta de la medicina y revolucionarla por completo, partiendo por la ropa que viste para trabajar. Y atender a sus pacientes. Cuando Patch entró al auditorio, la gente espontáneamente se puso de pie para recibirlo. En ese momento supe que algo grande iba a ocurrir en ese lugar.

El silencio y la atención del auditorio eran estremecedores. Muchísimos estudiantes universitarios estaba allí y se sorprendían de la simpatía del Dr. Adams y su compromiso con la medicina. No obstante, hubo algo que escuché que hizo que hoy esté escribiendo. Patch habló de la felicidad y de cómo él había determinado en su interior ser absolutamente feliz, independiente de las circunstancias que lo rodearan. Esta decisión fue la que le permitió permanecer como voluntario en un hospital azotado por la guerra en Afganistán.

Sobre esta última idea me quedé pensando…y pensando en Jesús. Pensando en Jesús, porque Él pudo haber sido la persona más infeliz de este mundo, si de todas formas sabía que el plan de su vida era morir y pese a eso, eligió vivir. Y nuevamente aparece la palabra “elegir”.

Cuando Dios creó a Adán, la única instrucción que le dio fue que no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal, pero ese árbol no fue cercado con alambre de púas para que él no se acercara, tampoco tenía un sensor de movimiento que le avisara a Dios cada vez que alguien se acercaba a él. Dios le dio la posibilidad a Adán- incluso antes de que comiera el fruto de aquél árbol- de elegir qué era lo que iba a ser. Y todos los días, Dios nos da la posibilidad de elegir la vida que queremos llevar.

Cada mañana, al despertar podemos escoger la actitud con que nos enfrentaremos al mundo. Podemos pensar que el día será muy pesado y que no nos queremos levantar, y precisamente el día así será. O bien, podemos despertarnos con el mismo sueño, pero con un corazón dispuesto a ser sorprendido por lo que Dios quiere entregarnos. Ningún día es igual a otro y muchas veces en la espera de “el gran día”, nos perdemos los detalles que hacen de cada día una conquista, perdemos disfrutar del “aquí y ahora”.

Científicamente se ha comprobado que si utilizamos un minuto en mantener un pensamiento negativo en nuestra cabeza, nuestro sistema inmune queda en una situación delicada durante seis horas. La sensación de agobio a la que le abrimos la puerta ,trae lesión a nuestras neuronas encargadas de la memoria y del aprendizaje, afectando nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas. Como podemos ver, somos nosotros mismos quienes siempre terminamos tomando las decisiones, ¡incluso de nuestro hermoso cuerpo creado por Dios de manera perfecta!

El poder de la palabra creadora de Dios hizo todo lo que vemos a nuestro alrededor y ese poder es el mismo que reposa en nosotros para poder crear el color de nuestros días. Por lo tanto, somos nosotros mismos quienes elegimos (y vuelve a salir la palabrita) pintar arcoíris en vez de días grises. Tenemos el poder de recibir cada día como sui fuera único, porque en verdad lo es. Has de tu vida un disfrute, pero sobretodo, has de tu vida una elección. Eso fue lo que Jesús hizo, pudiendo elegir vivir, eligió morir por ti y por mí.

Y tú, ¿cómo vas a empezar un nuevo día?

Autora: Poly Toro

Escrito para www.destellodesugloria.org

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