Lenta agonía

Lenta Agonía

Escrito por Lilo de Sierra

 

“Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”.

(Filipenses 1:21 NVI )

El temor a la muerte ha desaparecido, el corto luto de tu ausencia se desvanece, al entender que tu propósito se cumplió y que soy lo que soy, gracias a tu sacrificio de amor incondicional.

Cuando cierro los ojos y pienso en tu cruz, veo tus pies, sucios y ensangrentados; siento el estupor de la tristeza a tu alrededor y en mi corazón se alberga la esperanza eterna de una vida contigo en la eternidad, porque en esta tierra, en cuerpo presente, ya no estarás conmigo.

Jamás merecí, lo que me diste y aún hoy no lo merezco. Pero desde ese preciso instante en el que creí perderte para siempre, más me aferro a esa cita aplazada en la que volveré a encontrarme contigo.

El paraíso, prometiste que allí estaré contigo; luz, paz, infinita alegría; no existe en ese lugar nada que me recuerde mi trasegar por este mundo, estoy allí y eso es lo que importa…te amo y ese es oxigeno para mis venas; te alabo, porque jamás mentiste… estuviste, estás y continuarás a mi lado por siempre y para siempre.

Lo perdido fue encontrado, lo dañado restaurado y lo oscuro disipado. Me pregunto, ¿Alguien me extrañará el día que muera? ¿Que tipo de legado dejaré? ¿Podré decir, cumplí mi deber? Para partir a dónde tu estás, debo ser transformada, moldeada, para ser aprobada en tu amor; me esfuerzo, lo intento, tengo mi meta clara. Jamás volveré a mirar atrás, porque por fín habré hallado mi dulce paz, mi descanso eterno; y podré decir, valió la pena morir, para darle un nuevo comienzo a mi caminar contigo.

La muerte para el cristiano es victoria, hoy lo sé. No hay temor sólo esperanza. “Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8 NVI); soy tuya, mi corazón te pertenece, me siento plena, amada y por siempre valorada. Mis recuerdos evocan tu poder sobre la adversidad, tu respaldo cuando la soledad me ahogaba; en mi corazón permanece tu sello, no existe nada en este mundo ni fuera de él, que pueda apartarme de ti, me mantengo firme, soy fiel, te amo…te amaré hasta el infinito y más allá.

Respiro con dificultad, tengo fe…al final, al abrir mis ojos, podré decirte frente a frente, mirándote a los ojos, que te amo con todas las fuerzas de mi alma, con la seguridad de ser dulcemente correspondida.

“Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado;

tu vara de pastor me reconforta.”

(Salmos 23:4 NVI)

 

Escrito para www.destellodesugloria.org

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: