Hazle espacio en tu mente a Dios

Hazle espacio en tu mente a Dios

¿Sabías que una persona puede tener alrededor de siete mil pensamientos por día? Sin embargo, no se hace cargo de todos. A uno se los desecha instantáneamente, a otros se les dedica más tiempo y si, es negativo, muchas veces, en vez de sacarlo rápidamente de la mente, se lo acaricia; sin darnos cuenta que esa forma de accionar, no nos permite ver la bendición cuando la oportunidad aparece, porque la mente está llena de negatividad.

Por ejemplo hay mujeres que se levantan pensando en qué van a cocinar, tanto para el almuerzo como para la cena y piensan todo el día en eso. Otras piensan en que están un poco gordas y se la pasan leyendo cuántas calorías tendrá tal o cual alimento. Otras piensan en sus maridos, qué harán mientras están fuera de su casa, si les serán realmente fieles, con quiénes conversarán mientras están en el trabajo. Otras piensan en sus hijos, cómo estarán, si las cosas les estarán yendo bien, en fin, en estas cosas algunas mujeres, piensan todo el día.

Desde que te levantas hasta que te acuestas tienes que pensar los pensamientos de Dios.

Hubo una mujer que tuvo una mente brillante, ella dedicó sus pensamientos a planificar una estrategia, hoy en día sería una mujer profesional, llena de compromisos importantes, reconocida por mucha gente. Ella era muy inteligente pero tenía un gran problema que no era fácil de resolver; ella se había casado con un hombre necio, cabeza dura, tozudo, terco. O sea no podía compartir con él sus grandes ideas, sus desafíos, sus ilusiones ni sus metas. Ella se llamaba Abigail y su esposo Nabal. El marido tenía una hacienda y era muy rico. Un buen día, David, quien sería el futuro rey de Israel, mandó a diez de sus hombres para que le pidan a Nabal alimento, pues sus hombres cuidaban de los pastores de Nabal. Escogió una buena oportunidad para ello, pues Nabal tenía que mantener a sus esquiladores, y se hacían grandes fiestas y suculentos banquetes en esas ocasiones. David ordenó a sus hombres que le hiciesen la petición con todo respeto y cortesía. Para sorpresa de David, Nabal les responde a sus hombres con un rotundo NO. Nabal, no sólo se negó, sino que les contestó de la forma más grosera. David entonces, al enterarse de esto, reaccionó rápidamente y ordenó a sus hombres a ceñirse sus espadas. Fue una resolución sangrienta, pues decidió matar a todos los varones de la casa de Nabal. Imagínense qué situación para todos los que trabajaban allí, que no tenían nada que ver con la necedad de su amo. Pero uno de los criados de la casa, fue y dio aviso de todo lo que estaba sucediendo a Abigail.

Tienes que desarrollar un espíritu fuerte:

Esta situación desesperante fue una gran oportunidad para esta mujer, porque ella decidió tomar el control de esa situación, haciendo uso de su inteligencia espiritual, en lugar de llenarse de pensamientos de tristeza, angustia y derrota.

 Decidió tomar cartas en el asunto y sin que su marido lo supiera preparó un montón de provisiones para llevarles a David y a sus hombres y lo interceptó justo antes de que llegase a cometer la matanza.

Tienes que saber usar las palabras:

Ella primero se humilló ante David, y reconoció la maldad de su marido “no lo tapó”, asumió el pecado de él, porque ella y él eran una sola carne, por eso dijo: “sobre mí sea el pecado”. Sin embargo aprovechó esa situación para mostrar que ella no era igual a él, ella era una mujer de principios.

Abigail lo aconsejó a David, le dijo que no era bueno que él derramara sangre, así cuando fuese rey, no tendría motivo de pena ni remordimientos por haberlo hecho. Estaba aplacando el espíritu enardecido de David. “Como manzana de oro y figura de plata, es la palabra dicha como conviene”.

Tienes que aprovechar cada dificultad transformándola en una oportunidad:

Ella también le dejó un pedido a David: Le dijo “Cuando Jehová haga bien a mi señor, acuérdate de tu sierva”. O sea, no descartó que en el futuro necesitara de ese hombre de tanta influencia.

A todas estas palabras llenas de sabiduría, David le respondió: “Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano…”

¡Qué palabras tan justas! él le dijo: “Bendito tu razonamiento”, porque sólo el razonamiento es bendito cuando está guiado por el Espíritu Santo de Dios. Sin la presencia de Dios, hubiera sido, sólo un razonamiento, no hubiera sido una palabra “sazonada con sal”, porque como dice el proverbio “el buen entendimiento da gracia…”

Esta mujer es un vivo ejemplo para todas nosotras, porque no hay excusas para decir: “no puedo accionar, vos no sabes el marido que yo tengo”. Abigail nos está mostrando que siendo una mujer de los tiempos antiguos, en donde no existían los derechos que hoy existen para las mujeres.

Ella obró con valor. Todas las mujeres debemos amarnos a nosotras mismas, respetarnos, y no permitir que nada ni nadie abuse de nosotras, emocionalmente ni de ninguna otra forma. Entonces no vamos a dejarnos intimidar por las palabras duras que nos digan, podremos decir “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿De quién he de atemorizarme?”

Y recuerden la bendición vendrá, cuando decidan hacerle un espacio a Dios en su mente y a no dedicarle tiempo a lo que no traerá ningún beneficio a sus vidas.

Abigail decidió sujetar sus emociones y escuchar la voz del espíritu, que es la correcta. No tuvo temor, “porque el perfecto amor hecha fuera el temor”, ella estaba obrando en fe y en amor; porque cuidó de ella y aún de su necio marido, cuidó de David y de toda la gente que vivía con ella. Ella honró esa palabra que dice: “La mujer sabia edifica su casa…”

Autora: Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org

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