Atravesando el Cambio

ATRAVESANDO EL CAMBIO

Al observar nuestro cuerpo y como fue diseñado podemos darnos cuenta de que estamos hechos para cambiar constantemente; sin embargo, en la vida Cristiana, nos cuesta mucho el cambio. Quizás se deba a que cuando descubrimos un método, una forma en la práctica de la fe que manifiesta el poder de Dios, ya no queremos cambiar.

La biblia nos compara con un cuerpo en el funcionamiento de iglesia. En la infancia disfrutamos todo el tiempo de juegos y entretenimientos pero, a medida que vamos creciendo, las responsabilidades se multiplican. El apóstol Pablo dice: “cuando era niño pensaba como niño…” lo que cabe decir que el cambio no es solo externo, sino también de pensamiento. De eso se trata el Reino de los cielos, de un cambio de principios que es necesario para operar en él.

Dice la biblia: Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Génesis 28:10-15 (Versión Reina-Valera)

Jacob supo de su futuro profético y lo tomo en sus manos para manipularlo, no supo esperar, en su huida tuvo un sueño de parte de Jehová en el cual le es anunciado que Dios lo va a tratar (versículo 15). El Señor tiene que transformarnos para que administremos las cosas del Reino; de lo contrario, vamos a acceder a responsabilidades sin la madurez necesaria.

Génesis 29:14= Y Labán le dijo: Ciertamente hueso mío y carne mía eres. Y estuvo con él durante un mes. Al llegar a Padan-Aram se encuentra con alguien igual a él, alguien manipulador. Allí sufre las tretas de Labán, le cambia el salario unas diez veces, lo engaña y le da a Lea en lugar de Raquel obligándolo así a trabajar otros siete años más por Raquel. Había comenzado el tratamiento que el Señor le había prometido. Es que el Señor necesita que cambiemos nuestra manera de pensar, que confiemos en sus promesas, en su pericia para realizar las cosas a través nuestro. El señor había prometido a Abraham que su simiente habría de ser tanta que no se podría contar, se lo recordó a Jacob en la manifestación en Bet-él.

Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. Génesis 32:30 (VRV’60) El hombre tiene un encuentro con el ángel de Jehová manteniendo una lucha con el mismo, pide bendición, lucha por ella, la recibe, pero también se completa su transformación. Es cambiado su nombre, su manera de caminar. La expresión “cara a cara” significa que Dios le habría de hablar sin ocultarle absolutamente nada, ya no vería las cosas a medias; ahora tendría absoluta claridad en la revelación de propósito de Dios.

Después Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y acampó delante de la ciudad. Y compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien monedas. Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel. Génesis 33:18-20 (VRV’60) Ya fue transformado, ya experimento el cambio y “llegó sano y salvo”. El cambio, la movilización, la transformación no mata a nadie. Compro la tierra; el Jacob que nosotros conocíamos habría manipulado la situación para quedarse con la tierra sin pagar ningún precio. Pero ahora opera con otros principios.

Nunca es tarde para ser transformados por el poder de Dios; quizás hasta ahora no nos hemos atrevido a esperar el tiempo de Dios, tal vez nos esperanzamos en lo que podemos producir con nuestras fuerzas. Dios tiene un propósito con nuestra vida y no nos va a abandonar, solo debemos esperar el tiempo de concreción…

“…porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”.

Génesis 28:15

Autor: Gustavo J. Iriart

Escrito para www.destellodesugloria.org

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: