Destellito: El desierto florido

Un Destellito en las manos de Dios.-

No se cansa Destellito de maravillarse por lo que Dios creó. No extraña para nada sus días de rayo de sol; recorrer el mundo y conocerlo en su diversidad natural le provoca mucha emoción, como la que sintió al recorrer parte del Desierto de Atacama, y ser testigo de uno de los fenómenos más hermosos que le ha tocado ver.

El Desierto de Atacama es el más árido del mundo, es muy seco, y para él las cataratas del cielo están herméticamente cerradas; amo y señor es el sol implacable que domina cada uno de sus rincones. Sin embargo, hay un acontecimiento que ocurre muy a lo lejos y que es sorprendente.

El desierto florido.-

Hay ocasiones que la mano de Dios Creador, afirmó Destellito, riega el Desierto de Atacama para mostrar una más de sus maravillosas obras, y cuando sucede, un manto de flores cubre el desierto más seco y árido que existe. Variadas especies florales surgen de la tierra, asombrando a todos los que tienen la bendición de ver lo que los científicos denominan, “fenómeno natural”, y que los creyentes llaman, “obra de Dios”. No deja de causar estupor comprobar que una tierra que no ha sido regada, ni abonada, ni preparada para el cultivo, pueda dar a luz tan hermosas flores, llenando de color y vida una parte del desierto. Desde el tiempo que ocurre, son incontables los testimonios que hablan de la manera bella como se viste esa tierra seca, llena de flores diversas, de colores alegres e intensos, y aunque el pasar de ellas es breve, su existencia ha quedado plasmada, ya sea, en una máquina fotográfica, en una cámara de video, o en el lienzo de un pintor, expresó poético Destellito.

Echando mano al Sagrado Libro, la Biblia, del cual nunca se separaba, Destellito leyó lo que dice Isaías 32:14, “Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada; hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque”.

El pecado produce desolación, abatimiento, y mucha amargura. Construir la vida sin la presencia del Señor en ella, es como construir nada. Del mismo modo como Dios riega el Desierto de Atacama para hacerlo florecer, convirtiendo la sequedad en tierra fértil, lo quiere hacer con todos aquellos que se sienten secos por dentro, que viven pero que no viven, dándoles el riego de las aguas del Espíritu para que puedan tener vidas fructíferas y plenas.

Cristo Jesús tiene el poder para hacer los cambios que las vidas requieren, expresó Destellito, y al igual que el desierto, que sólo mediante el riego desde el cielo, estuvo en condiciones de mostrar las bellas flores que escondía, así sucederá con aquellos que le reciban como único y suficiente Salvador personal, de esa manera, mediante la unción del Espíritu, saldrán todas aquellas cosas lindas que permanecen escondidas en cada uno, finalizó de comentar Destellito.-

Autor: Oscar Olivares Dondero

Preparado para: www.destellodesugloria.org

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