Reflexión: Un ladrón en el camino

Un Destellito En Las Manos De Dios

Destellito, dejando sobre la mesita que estaba a su costado el libro que estaba leyendo, dijo: Supe la historia de un hombre que había acudido a París, Francia, para participar de una fiesta a la que había sido invitado. Al llegar de regreso, pensaba, montado sobre su caballo, en lo felices que se pondrían su esposa y sus hijos una vez que les diera el regalo que había traído para cada uno. Repentinamente se dejó caer una intensa lluvia dificultando su andar, irritado e impacientado, comenzó a murmurar reclamando por la situación que demoraría su retorno a casa. A medio camino le salió al encuentro un ladrón que apuntándole con un revolver, exigió la entrega de todas sus pertenencias, al negarse, el hombre gatilló el arma pero el tiro no salió, ocasión que aprovechó para escapar. Esta nueva dificultad acrecentó su molestia por los sucesos, había vivido días muy buenos, y no aceptaba tanta dificultad.

Un Ladrón En El Camino

Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores. 2a de Corintios 7: 5. Bendito sea el Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 2a de Corintios 1: 3,4.

La Biblia, la Palabra de Dios, expresa con mucha claridad que el hijo y la hija de Dios están expuestos a sufrir. En verdad, todas las personas de este mundo, en mayor o menor grado, pasan por situaciones amargas, y la diferencia entre los hijos de Dios y los que no lo son es precisamente aquello, los creyentes tienen a Jesús, el Señor.

El  hombre de la historia, al verse en situación contraria a sus deseos, reclamó por ello, haya sido por la lluvia, o por el asalto, murmuró por haber pasado por esos problemas, ¿le resulta extraño?, pregunta Destellito. El creyente tiende a olvidar que cuando las tribulaciones vienen, es una valiosa oportunidad para probar la fe, la paciencia, y mantener viva la esperanza, acudiendo presto a la consolación ofrecida por Dios. No está bien rezongar. Cuando las aguas están inquietas es bueno dormir quieta y reposadamente, confiando que el Señor tiene todo bajo control.

Escrito para: www.destellodesugloria.org

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