Reflexión: Las puertas mecánicas

Un Destellito en las manos de Dios

Existen situaciones cotidianas en la vida de los hombres, que llaman poderosamente la atención de Destellito, son vivencias que el hombre realiza mecánicamente, y de tal manera se ha habituado, que antes de confrontar la circunstancia, ya en su mente la considera como realizada.

Las Puertas Mecánicas

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Haciendo un alto en su caminata habitual, Destellito, se sentó en uno de los asientos del parque y que le permitía tener amplia visión del supermercado que estaba al frente. Observaba con bastante interés el entrar y salir de los clientes, dándose cuenta de un detalle muy particular. Cada una de las personas que hacía ingreso al local comercial, actuaba tan naturalmente con la convicción que las puertas se abrirían aún antes de enfrentarlas. Lo mismo con las que salían.

¿Qué les hacía actuar así?, la convicción que la puerta, al enfrentarla, se abriría de todas maneras. Destellito estaba seguro que ninguna de las personas imaginaba siquiera que las puertas no le franquearían el ingreso o la salida. Y Destellito se propuso, en base a éste hecho, entregar una enseñanza a sus lectores.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. Hebreos 11: 1.-

Exactamente la misma convicción que tenían los clientes del supermercado, se debe tener en cuanto a Dios Creador, de tal manera, que cuando alguna persona quiera acercarse a Él, lo debe hacer con la seguridad que existe, que es real. Los clientes del supermercado, al acercarse a sus puertas, no se detenían a verificar si el dispositivo que las hacía funcionar estaba allí o no. Tan solo se acercaban teniendo la certeza que se abriría.

La fe permite acercarse a Dios sin duda alguna. Ese éste tipo de fe el que logrará que las puertas de los cielos se abran de par en par.-

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