Reflexión: Encarcelados

Un Destellito En Las Manos De Dios

La siguiente historia, expresa Destellito, le ocurrió a un pastor que estaba en gira por el sur de los Estados Unidos. Como una de sus actividades, cierto día, junto a un amigo que no era cristiano, visitó la cárcel para predicarle a los reos. Una vez que terminaron, el amigo dijo, —Espero que su sermón haya impresionado a esos criminales. Una predicación de esa clase debe haberles hecho mucho bien.

—¿Te hizo bien a ti?, preguntó el pastor.

—Pero, es que usted, ¡le estaba predicando a los presidiarios!, contestó.

El ministro, meneando la cabeza, dijo, —Yo estaba predicando el Evangelio de Cristo, y usted lo necesita tanto como ellos.

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Encarcelados

Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como éste anduvo haciendo bienes, y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Hechos 10: 37,38.

Jesús es la referencia más exacta para saber cómo y cuándo predicar, estableciendo una razón principal para hacerlo, la necesidad de los hombres. El pastor de la historia, declara Destellito, colocó en el mismo nivel de necesidad del Evangelio, a los presidiarios y a su amigo. No había diferencia, ambos estaban presos. Para el Señor resultaba lo mismo compartir las Buenas Nuevas con Nicodemo y con Bartimeo, ambos, en relación al pecado, estaban a la misma altura. Dice la Escritura que Él hacía bienes y sanidad “a todos los oprimidos por el diablo”. No hacía acepción de personas. Son ejemplos que hay que seguir.-

Por Oscar Olivares Dondero

Escrito para: www.destellodesugloria.org

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