Reflexión: El Terremoto

Un Destellito En Las Manos De Dios

terremoto chile 1960El hombre está expuesto a las catástrofes naturales, muchas de ellas han traído mucho dolor, salvo algunas excepciones como la siguiente historia, contada por una persona que vivió una dramática experiencia, expresó Destellito. Durante el terremoto que azotó a Chile en el año 1960,  se encontraba en Concepción, ciudad del sur de aquél país, capital de la provincia de Concepción, fundada el 5 de octubre de 1550. Por varios días fueron alojados en la casa de unos misioneros norteamericanos. Recuerda que cada noche hacían el culto familiar para luego ir a sus dormitorios a descansar, la tierra seguía temblando pero tenían paz y dormían plácidamente. Una señora vecina, dormía durante las noches al interior de su automóvil, por el miedo que sentía, hasta que se acercó a ellos, diciendo, — envidio la fe de ustedes, no puedo entender cómo pueden cantar y luego dormir como si no pasara nada…ustedes tienen algo que yo no tengo, fue una hermosa oportunidad para testificar del Señor Jesús.

El Terremoto.

Dios es nuestro amparo y fortaleza,  nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,  y se traspasen los montes al corazón del mar. Salmo 46: 1.2

Casos como la historia suceden a menudo. Nadie está libre, sobre la faz de la tierra, de sufrir algún acontecimiento que lo ponga en peligro, puede ser algún desastre natural, una enfermedad, o un accidente de auto, quizás una caída, o un atropello, en fin, cualquier cosa que afecte su estado físico o emocional. La gran diferencia, que se puede observar en el relato, es que el no creyente no tiene a que aferrarse, a diferencia del hijo y la hija de Dios que deposita su confianza en Dios. El temor o el miedo no forma parte del lenguaje del creyente, dice claramente Destellito. La enseñanza bíblica no dice que alrededor del hijo de Dios no acontecerán situaciones dramáticas, al contrario, señala que será ayuda en la tribulación, o si la tierra tiembla como en un terremoto, o que suceda un cataclismo como los montes cayendo al mar, puede suceder, pero el hijo de Dios estará tranquilo, confiando en el Señor siempre, y su corazón estará quieto.

Por Oscar Olivares Dondero

Escrito para: www.destellodesugloria.org

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