Reflexión: El collar de Josefina

Un Destellito En Las Manos De Dios

collar de gemas

Hay historias que asombran por su contenido, además de ser un aporte ejemplarizador para las personas, señala Destellito. La siguiente cuenta lo sucedido a un misionero norteamericano. Al momento de su regreso desde Hong Kong, ciudad perteneciente administrativamente a República Popular de China, su idioma oficial es el cantonés, y actualmente tiene unos siete millones ochocientos mil habitantes, adquirió en un mercadillo un collar que le costó treinta dólares. Un joyero de la ciudad de San Francisco, Estados Unidos, le ofreció quinientos dólares pero el misionero no lo quiso vender. De visita en Nueva York visitó la famosa joyería Tiffany, la más importante y referente del país, para que tasaran el collar, su valor ascendió a la suma de treinta mil dólares ofreciendo la compra de la joya. El misionero aceptó venderlo, con la condición que le dijeran el secreto del collar y que había elevado tanto su valor. Cada gema tenía grabada las iniciales N.J. Fue el regalo que Napoleón Bonaparte había regalado a su esposa Josefina.

El Collar de Josefina

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.     Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada… Colosenses 3: 3; Salmos 27: 5

Lo que hacía valorar el collar vendido por el misionero fue que cada piedra tenía escondido un nombre, o las iniciales de uno, expresó Destellito, y nada más que el ojo experto del joyero podía revelar. Los hijos y las hijas de Dios Creador son joyas muy valiosas, y cada uno tiene esculpido un nombre nuevo, y sólo el Dueño tiene derechos de compra sobre él, el precio fue pagado no en dólares americanos, sino con la Sangre preciosa de Cristo Jesús. Y como quiere evitar que el ladrón las arrebate, los ha escondido de tal manera que es imposible hallarlos. Lo que el Señor ha ocultado absolutamente nadie lo podrá encontrar, ¿le temes a algo?, tu vida está escondida, segura, y amparada en lo reservado de su morada, o sea, ¡donde Él vive! . Aquellos que han entregado sus vidas a Jesús, tienen la garantía más absoluta que la protección de Dios sobre ellos es para siempre, dijo finalmente Destellito.-

Por Oscar Olivares Dondero

Escrito para: www.destellodesugloria.org

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: