La luz

La luz

la luzY dijo Dios: «¡Que haya luz!» Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas Génesis 1:3-4

La oscuridad es la ausencia de luz, donde hay tinieblas es porque falta algo que ilumine y dé claridad y resplandor.

Así es en nuestras vidas, muchas personas temen a la oscuridad, a la noche y es que donde no permanece la luz es porque hace falta algo.

Dios vio que la luz era BUENA, pero no dijo nada con respecto a las tinieblas. Pero Él creo todo con entendimiento y a lo largo del tiempo y a través de su palabra podemos saber, que lo que debe permanecer es la luz y es de la que nos debemos encargar de que exista para hacerla brillar y alumbrar donde haya oscuridad. 

Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.                       Mateo 5:14-16

Nosotros somos la luz del mundo, debemos brillar en medio del mundo que aún no conoce Cristo, de esos que están en tinieblas, en prisiones, en los abismos de pecado y muerte.

¿Pero cómo podemos brillar?

Las lámparas no pueden dar luz sin electricidad o baterías. Así mismo no podemos ser luz y dar testimonio de ser de Él, sino estamos conectados a Él.

Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12

 

Por esa misma razón, esa es la clave eso es lo que va a marcar la diferencia, no solo en asistir a una congregación, sino lo que va a reflejar que tenemos la luz de Cristo, es que nos distingamos de las tinieblas, así como en el principio Dios separó a la luz de las tinieblas.

Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo. 2 Corintios 4:6

¡Levántate, Brilla, y sé luz! Que tú brilles más y opaques a esas tinieblas y no ellas a ti.

¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado!
    ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! Isaías 60:1

Autora: Kari Gazo

Escrito para www.destellodesugloria.org

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