Una mujer de negocios empieza su día haciendo “su mejor inversión”

Una mujer de negocios empieza su día haciendo “su mejor inversión”

“Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que pablo decía”.

Un corazón que ora es un corazón que presta atención a lo que escucha.

El primer escalón para aprender a orar es saber escuchar. Tenemos que tomarnos nuestro tiempo y permitirle a Dios que nos hable, hacer como Samuel “habla Señor que tu siervo oye”. ¿Cómo lo escuchamos a Dios? A través del Espíritu Santo, después de un rato de quedarnos calladas, él nos traerá a la mente sus pensamientos, su Palabra, oraremos con la Palabra de Dios. A cada situación que le presentamos a Dios, la acompañaremos con una promesa. Por ejemplo:

 “Señor tengo un gran problema, pero tú me prometiste que me librarás de todas mis aflicciones”

“Estoy económicamente apretada pero tú dices que abres tu mano y colmas de bendición a todo ser viviente”.

“Mi familia está lejos de ti, pero tú me prometiste, que si creo en el Señor Jesucristo yo y mi casa seremos salvos”.

Hay un libro llamado: “No mis Palabras sino las tuyas” que nos habla que la oración escritural, nos introduce a la oración, nos involucra en ella, nos inspira, y le da identidad a nuestra oración.

Estando Pablo en Filipos y durante un día de reposo se fueron a un lugar junto a un río, donde solía hacerse la oración y allí había una reunión de mujeres.

Lidia era una mujer de negocios, vendedora de púrpura, conocía bien su producto porque era nativa de Tiatira, en el Asia Menor. Las mujeres de aquella ciudad eran expertas en conseguir tinturas especiales para hacer que se destacasen los brillantes matices de los tejidos. Ella, era una mujer emprendedora, se había trasladado a Filipos, la ciudad más importante de Macedonia porque encontró un mercado fácil para vender sus caros tejidos.

Dice que Lidia mientras adoraba a Dios, estaba escuchando.

Uno oye voces y sonidos, pero uno escucha mensajes. Escuchar va más allá de oír las palabras que se hablan, significa pensar en el mensaje para entender de manera clara y completamente.

Acá hay una mujer QUE SABE ESCUCHAR.

A ella el Señor le abrió su corazón para que apreciara lo que Pablo decía. A las mujeres que prestan atención a la Palabra de Dios, Dios les tiene preparado algo especial.

Ella era una mujer que adoraba a Dios, ella quería estar cerca de Dios, lo hacía a su manera, probablemente era convertida al judaísmo y aun no siendo una creyente convertida al Señor, era escuchada por Dios; porque Dios ve los corazones que lo buscan, no gente perfecta. Y Lidia, estaba en ese tiempo, en una búsqueda personal, en el tiempo del cambio, por eso estaba atenta, porque necesitaba que ALGO NUEVO VINIERA A SU VIDA.

Un corazón que ora puede resistir al Diablo

Resistir: hacer fuerza en contra. Oponerse un cuerpo o una fuerza a la acción o violencia de otro. Rechazar, repeler.

En otro momento de oración, les salió al encuentro una joven que tenía espíritu de adivinación y ella declaraba que  Pablo y Silas eran siervos del Dios Altísimo. Como ella insistía, a Pablo esto le molestó porque sabía que lo hacía para fastidiarlos; entonces tomó autoridad en el Nombre de Jesús y echó al demonio que estaba en la joven.

Al diablo también hay que echarlo con las promesas de Dios. El Señor Jesús así lo hizo, cuando el diablo pretendió tentarlo. Cuando nos sobreviene algún temor, o nos damos cuenta que nos están cayendo muchos dardos del enemigo; no dudemos en declarar la Palabra de Dios, porque ella acrecienta nuestra fe, en Ef.6.16 dice:

“Sobre todo tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar TODOS los dardos de fuego del maligno”.

 Por eso tenemos que leer la Escritura en voz alta, para que escuchen los principados y potestades que están en el aire y se retiren. (Porque si lo hacemos solo con la mente, no sirve. Daniel abrió la ventana de su casa y adoró a Dios con voz audible, él no le  tenía miedo al diablo, “porque mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo”). No olvidemos que Efesios 6 dice que nos tenemos que armar con una armadura espiritual PORQUE TENEMOS UNA BATALLA ESPIRITUAL QUE LIBRAR.

 Un corazón que ora canta a pesar de las heridas que tiene

Pablo y Silas habían sido azotados por haber proclamado el Nombre de Cristo y haber liberado a esa joven atada al diablo. Dice que “los azotaron mucho”. Cuando uno es herido quizás no con azotes, sino en el corazón, lo último que quiere hacer es cantar, sin embargo esta situación nos enseña que tenemos que hacerlo PORQUE ESTO TAMBIEN ES RESISTIR AL DIABLO. En lugar de quejarnos alabamos a Dios, es algo que nos parece ridículo; pero ahí está el secreto, los que seguimos a Dios para el mundo estamos locos, bueno entonces obremos como tales; cantemos en lugar de llorar, alabemos en lugar de murmurar, gocémonos en lugar de afligirnos y va a haber un movimiento sobrenatural a nuestro alrededor y se van a abrir todas las puertas que hasta hoy estuvieron cerradas para nosotras.

 La oración no es un simple murmullo que balbuceo con temor ante Dios, la oración es PODER DE DIOS, a través de ella recibimos algo especial que no esperábamos, como le sucedió a Lidia. Hacemos que el diablo se retire de nuestro territorio como lo hicieron Pablo y Silas;  y así se abrirán las puertas, de todo lo que hasta hoy estuvo cerrado. Tanto Lidia como su familia recibieron a Jesucristo como su Salvador, y todos fueron bautizados y a partir de allí, SUS VIDAS CAMBIARON PARA SIEMPRE. Y todo sucedió porque una mujer, le dio el primer lugar a la Palabra de Dios, mientras hacía sus negocios; “hizo tiempo” para ocuparse de aquellas cosas que son “la buena parte”, que la  beneficiaron no solamente a ella, sino a toda su casa. Lidia fue fiel al consejo de Dios que dice:

 “Hija mía, está atenta a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en tu corazón; porque SON VIDA A LOS QUE LAS HALLAN”.

Autora: Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org

 

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