Buenas Nuevas de Salvación

BUENAS NUEVAS DE SALVACIÓN

Lectura: Isaías 61:1-3

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

Esta era la “escritura prohibida” que leyó Jesús muchos años después que Dios se la revelara al profeta Isaías. Esta escritura mostraba al Mesías anhelado por los judíos y para ellos fue una completa blasfemia que un carpintero de Nazaret leyera este poderoso fragmento, pero nosotros sabemos bien que Jesús no es solo Hijo del Hombre, sino también Hijo de Dios.

Es cierto que este texto hace referencia directa a la obra de Jesús y nosotros somos los que llevamos su legado en el mundo así que esta escritura también puede hacerse realidad en nuestras propias vidas, si es que trabajamos y vivimos para su Obra.

El texto comienza con una frase: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí…” Nadie puede servir en la obra de Dios si el Espíritu Santo no está en su corazón. Sin el Espíritu Santo nuestras palabras quedan vacías y sin significado, si abrimos nuestra boca para realizar una clase de escuela dominical o compartir de la palabra su sentido pasa a ser nulo. No importa cuanto nos esforcemos o cuanto nos dediquemos en nuestras fuerzas a ser instrumentos útiles en la obra de Dios, sin el Espíritu Santo todo esfuerzo es infructuoso, ya que Él, que es la marca del cristiano, es la base fundamental e indispensable sobre la cuál se fundamenta la Iglesia y sin Él, sencillamente, somos incapaces de hacer cualquier cosa. No podemos ser insensatos al ignorar nuestra inmensa dependencia de Él. ¡Te necesitamos Espíritu Santo! ¡En verdad te necesitamos!

¿Cuál es la razón por la cual Dios deposita su Espíritu Santo en una persona? Dios unge a las personas para el desarrollo de su Obra. En tiempos antiguos se ungía a los reyes con aceite en su cabeza dando a entender que habían sido llamados a una vida de grandeza y de responsabilidad. Ser ungido por Dios significa ser llamado por Él para ser reyes y sacerdotes, para manifestar su gloria y su luz en el mundo. Sin la unción (llamado) del Dios Vivo en nuestras vidas no podemos ser Luz en el mundo y no podemos servir de verdad en su maravillosa Obra de Salvación. Esta unción que Dios da sobre la vida del creyente se manifiesta en tener al Espíritu Santo en la vida propia y el Espíritu Santo nos guía a toda verdad. El Espíritu Santo nos fortalece, nos anima, nos ayuda, nos corrige, nos da poder y autoridad para ser testigos de Cristo.

Ahora mencionemos y enumeremos las obras para las cuales el Espíritu Santo de Dios nos capacita en la Obra del Padre:

1. Predicar buenas noticias a los abatidos:

En su ministerio Jesús dijo que él no venía a sanar a los que ya estaban sanos sino a los que estaban enfermos. No se impresione si algunas personas no aceptan la verdad de Dios en su corazón pues esta verdad solo la acepta aquél que reconozca en su corazón que la necesita. Solo los vacíos comprenden el valor de la llenura, solo los humildes comprenden el valor de la grandeza, solo los enfermos comprenden el valor de la salud, solo los necesitados comprenden el valor de la fe. Dios no nos ha llamado a predicar su Palabra a aquellos que piensan no necesitarla, pero Él es poderoso para cambiar sus corazones y mostrarles la necesidad que tienen de Él como ha hecho con todos nosotros; hemos sido llamados a predicar su verdad a los abatidos que buscan solución y llenura. Si una persona no quiere escuchar la verdad de Dios, no interponga su esfuerzo en hacer que esa persona crea pues solo un corazón que ha reconocido su necesidad podrá recibir la salvación de Dios, y esta obra de tocar el corazón del hombre no la podemos hacer nosotros sino que la hace el Espíritu Santo.

2. Vendar a los quebrantados de corazón:

Las heridas más graves que tiene el ser humano no son las que se ven sino las que no se ven. En el interior de los corazones de las personas residen miedos, inseguridades y vicios causados por vacíos emocionales que se han creado a lo largo de su vida. Falta de amor de los padres, traiciones de las personas más cercanas, burlas por condiciones físicas o culturales y demás elementos hacen que un corazón esté herido y nosotros hemos sido llamados a vendar esos corazones heridos con el poder del Espíritu Santo.

3. Publicar libertad a los cautivos:

Muchísimas personas están esclavizadas en su corazón. Están llenos de vicios que se han apoderado de ellos hasta el punto que su salud integral está comprometida. Hay personas llenas de ansiedad y depresión que buscan una solución a su agobiante sufrimiento y muchos son engañados por el diablo para creer que en el suicidio tendrán la solución final. Hemos sido llamados a traer libertad, libertad verdadera y sublime al corazón de aquéllos que desde su interior gimen por ella.

4. Publicar a los presos apertura de la cárcel:

Hay quienes intentan llenar los vacíos de su alma con vasijas rotas; intentan llenar sus vidas con alcohol, drogas, videojuegos, religiosidad, fama, fortuna, entre otras; llenan su vida con esto pero de a poco se van sintiendo vacíos y vuelven a sus vicios buscando llenarse en un círculo vicioso que parece no tener fin. Solo hay una persona que puede poner fin a ese círculo de perdición y de muerte: Jesucristo; y nosotros somos sus manos y su boca para publicar que existe una fuente de agua viva a la cual pueden ir y saciar sus vidas vacías.

5. Proclamar el año de la buena voluntad de Jehová:

Somos ungidos por Dios con su Espíritu para proclamar a las personas que en Dios hay salvación y vida eterna; que ya la muerte no tiene domino sobre aquéllos que creen en el nombre de Jesucristo y que existe una corona eterna que está guardada para los valientes que decidan dejar de vivir conforme a lo que este mundo ofrece y vivir conforme a la Palabra del Dios Vivo. Nuestra corona es estar junto a Jehová para siempre.

6. Proclamar el día de venganza de nuestro Dios:

Pero también hemos sido llamados a proclamar que aquellos que decidan seguir con su vida malvada y hacerse enemigos de Dios tendrán un castigo eterno por su incredulidad; porque buscaron su propia gloria y no la gloria del Dios Eterno.

7. Consolar a todos los enlutados:

Hemos sido llamados a traer consuelo a los corazones quebrantados y enlutados. Muchas personas han vivido situaciones infortunadas como la muerte de parientes cercanos, pérdida de una parte del cuerpo, enfermedades, discapacidades, pérdida de una amistad, y toda clase de pérdidas que hacen que el corazón quede de luto por años y años. Hemos sido llamados a consolarlos, no como cuando se consuela a alguien solo por cumplir una responsabilidad moral, sino que hemos sido llamados y ungidos por el Consolador para traer felicidad a sus corazones desdichados.

8. Ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado:

Nótese que toda esta es la Obra que Jesús hizo y sigue haciendo en los corazones de todos aquéllos que acuden a Él como única fuente de vida que puede saciar la sed de su alma; nosotros somos servidores de su Obra, privilegiados en ser llamados a continuar su Obra y acercar a Él, por medio del Espíritu Santo, a todo aquél que reconozca su necesidad de Dios. El Espíritu Santo nos capacita para ser instrumentos útiles a través de los cuales Jesucristo pueda cambiar lo que una vez fue ceniza en gloria sin fin.

¡Qué maravilloso saber que tenemos el privilegio de cambiar la historia de niños, adolescentes, jóvenes, adultos, personas de la tercera edad; de cualquier raza, color y cultura! ¡Qué maravilloso saber que servimos a aquél que puede cambiar por completo la vida de una persona y puede llenarla de gloria, gozo y alegría!

Culmino este devocional con una maravillosa promesa destinada para todos nosotros, los que amamos a Dios y buscamos su Reino. Espero que te llene de esperanza y te haga saber que nuestro trabajo en el Señor no es en vano:

“Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo.” Isaías 62:3

Autor: Juan Felipe Caro Valencia

Escrito para www.destellodesugloria.org

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