Una vida sin ella – Reflexiones para Solteros

Una vida sin ella

“y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza.”

Génesis 1:26 (Nueva Versión Internacional)

Amar a Arlene (mi prometida) me ha permitido comprender más el corazón de Dios. Antes de que ella llegara había retos que conquistar, existían logros, había prosperidad económica, reconocimiento y un futuro brillante. Pero faltaba algo. Faltaba una pieza de mí. Mi amor no servía de mucho si no había alguien a quien amar y por quien entregarme. Cuando por fin estuve con ella fue cómo si mi copiloto se subiera en su lado de la nave. Y en ese momento comenzamos a avanzar juntos a lo que nos pertenecía. De igual manera Dios siendo amor, no tenía a quien amar en la eternidad y decidió crearnos para compartir de Su amor y bendiciones con nosotros. Cuando Dios dijo “No es bueno que el hombre esté solo” estaba revelando Su corazón. Él estando solo no tenía a quien amar y decidió crearnos en semejanza de Su amor. He podido ver por medio de mi amada lo que Cristo anhela de la Iglesia, que crea en Él. Cuando ella cree en mí a pesar de que la situación que estemos viviendo sea difícil, me inspira a seguir avanzando. Esa fue la misma inspiración que tuvo el Señor Jesús, por ello estuvo dispuesto a dejar su trono y entregarse por los que creerían en Él. Otra de las maneras en que he podido ver el corazón de Dios revelado en ella, es cuando tenemos comunión. Esas platicas autenticas, sin mascaras, con plena confianza de abrir nuestros corazones, en dónde crecemos por el solo hecho de estar juntos. De igual manera cuando entramos en la presencia de Jesús, Él solo anhela eso, estar con su amada sin formalidades, amarla tal cómo es, escucharla y abrazarla.

Al igual que Dios no pudo imaginarse estar sin quien amar, Cristo sin una amada por quien entregarse y El Espíritu Santo sin alguien en quien habitar, tampoco imagino mi vida sin mi amada Arlene.

Eres realmente valioso/a Dios mismo te creó para Su deleite. Te creó con un solo propósito, darte de Su amor, recíbele de manera abundante. No le limites en amarte, sumérgete en Su presencia. Permítele a Cristo deleitarse con su amada, abre tu corazón a Él y encuentra reposo en sus hombros. Dimensiona cuanto Jesús te ama. Él decidió entregarse a si mismo antes que pasar la vida y eternidad sin ti.

Haz de Dios tu mayor amor, así como tú lo eres para Él.

Autor: Richy Esparza

Escrito para: www.devocionaldiario.comwww.devocionalesderichy.comwww.cristodavida.com

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: