Devocional Diario Cristiano – Administrando la verdad

Administrando la verdad

“La verdad no ofende” dice un viejo dicho popular. Y tal vez en algún sentido tenga razón… hasta que alguien toma por su cuenta alguna triste verdad y la ventila a los cuatro vientos maliciosamente para hacer daño, descalificar a su prójimo.

Todos sabemos que el arsénico es uno de los más poderosos venenos que existen. Sin embargo hay unos cuantos medicamentos que contienen este compuesto, y que muy lejos de provocar la muerte, ayudan al organismo a recuperarse. No hay ningún secreto. Es la dosis y la correcta administración lo que define la línea entre la muerte y la salud.

Igualmente ocurre con la verdad. Es susceptible de ser administrada, toda vez que en las manos correctas aporta libertad y sanidad al alma. En cambio si es utilizada maliciosamente o administrada sin suficiente sabiduría ni entendimiento es capaz de provocar daños irreversibles.

Dios dice que su palabra es verdad (Salmos 119:160; Juan 17:17). Por lo tanto, también la Palabra de Verdad es susceptible de ser administrada.

La única palabra inspirada por Dios es la Biblia (2 Timoteo 3:16). Todas las cosas que vertimos en nuestros mensajes, devocionales, mensajes de ánimo, son consideraciones propias y personales sobre lo que ya está escrito. Nos toca, entonces, el enorme privilegio y con ello la gran responsabilidad de ser administradores de estas verdades.

En este sentido, la Palabra es leída por tres tipos de personas: El hombre (1 Corintios 1:10), el Diablo (Lucas 4:10 y 11) y el Espíritu de Dios (2 Corintios 3:6; Salmo 119:105).

Cuando la lee el hombre, provoca disensiones, controversias, divisiones.

Cuando la lee el Diablo, ocasiona angustia, miedo, dolor, confusión, separación, muerte.

En cambio, cuando la lee el Espíritu de Dios es bálsamo para el espíritu y sus frutos son notorios (Gálatas 5:22 y 23).

Nos corresponde ser administradores serios y sabios de la Palabra.

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

(Juan 8:32 RV60)

Autor: Luis Caccia Guerra

Escrito para www.devocionaldiario.com

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